Por: Luis Fierro.
Chikipunk es quizás el término más usado en esta primera década del siglo XXI, a su vez es uno de los fenómenos más grandes de la escena local pues cambió en poco tiempo la forma en que era vista. Es por así decirlo, la cara visible de todo un movimiento que así, sin pena ni gloria, empezó a desaparecer.
Pero ¿dónde están los chicos que ahora con más de veinte años aún se autodenominan chikipunks y que allá por el 2002 tenían 15 años? ¿a dónde fue tanto público? y sobre todo ¿qué pasó con esa generación previa, llamados por algunos como chikipunks de vieja escuela?
Este fenómeno o movida arranca a finales de los 90’s y explota entre los años 2002 y 2003. ¿Qué sucede durante esos cuatro años?
Para empezar debemos diferenciar generaciones llamadas de la misma forma.
La primera generación es aquella que se forma a fines de los 90’s: adolescentes y jóvenes que a través de hermanos, amigos mayores o por iniciativa propia se fueron acercando por primera vez a lo que en ese entonces aún se podía llamar escena subte. Esa generación es la que influenciada por las bandas de punk rock, punk melódico y hardcore de los 90’s- tanto locales como internacionales- decide armar una banda y encuentra una alternativa cercana a las movidas que veían crecer en otras partes del mundo.
A diferencia de etapas anteriores, el acceso a la información sobre lo que sucedía en el mundo está más a la mano y conseguir material de bandas foráneas es cada vez más sencillo. Esta primera generación está marcada por algunos hechos fácilmente identificables. Entre ellos la disolución de G3, que en su despedida consiguió un lleno total en el ex cine teatro Ambassador; y el éxito alcanzado por “Desde el sótano”, álbum debut de 6 Voltios que tuvo un éxito radial con “Wirito” al ser escogido como tema del verano en Radio Doble 9.
Vivíamos en un país convulsionado con marchas en las calles y grandes manifestaciones en contra de la dictadura de Alberto Fujimori, quien finalmente decide renunciar desde Japón en noviembre del 2000. Este hecho es el que cambia radicalmente la temática de las bandas, que poco a poco van cambiando. Ahora los temas se interiorizan más y deciden hablar de roches personales o amor. El tema social va cambiando pero ya no se escribe en contra de un dictador sino que se espera cambiar todo un sistema iniciando el cambio por uno mismo.
Esta generación disfruta de los últimos años en escenarios como el Kaos y La Nueva Helden en el centro y el Más Allá en Barranco o los inicios de las operaciones en el Salón Imperial de Cailloma.
Los medios no se quedan ajenos a esta movida y aparecen dos programas de radio que le dedican un espacio al rock local. El primero de ellos es Esquizofrenia que desde el AM venía trabajando en difundir bandas locales y organizar festivales para poder mantenerse al aire. Por otro lado y en el FM tenemos a Sergio Galliani y Radio Insomnio. En el año 2001 Esquizofrenia consigue un espacio en FM y organiza un concierto con la banda Attaque 77 de Argentina, nueva-mente en el Ambassador. Éste concierto significó el fin de Esquizofrenia y uno de los primeros conciertos de Inyectores.
Mientras tanto en nuestra ciudad, el acceso a internet es cada vez más factible. Muchos jóvenes y ado-lescentes se ven empapados por la movida pop punk de MTV, la cual llegó para suplantar al Nü Metal.
En Lima los festivales se vuelven masivos y la presencia de bandas melódicas es mucho más fuerte. Bandas de gran trayectoria no sólo del género punk sino de diversos estilos, van dejando sus puestos como bandas de fondo a agrupaciones como 6 Voltios o Dalevuelta.
Poco a poco aparecen diversas bandas como Tiempo Fuera, Tragokorto o 40 Gramos que consiguen hacerse un espacio en estos festivales que se vuelven más frecuentes y numerosos. Toda esta movida punk melódica va relegando a otros estilos, los cuales se desarrollan en círculos pequeños.
Paralelamente y en diversos lugares de la ciudad como en Los Olivos, Barranco-Miraflores o el Cono Sur se va gestando un sinnúmero de bandas punk melódicas, creadas en muchos casos por todos aquellos adolescentes que vieron como la escena crecía frente a sus ojos. De estas agrupaciones podemos resaltar a De-la Nada, Zoq o El Patio de Aliz. La diferencia entre esta movida y la más comercial se centraba en el sentido de amistad. Muchas bandas además de compartir gustos musicales, compartían integrantes y a su vez formaban parte del público.
El Bowling de Larcomar y El Salón Imperial de Cailloma se vuelven sus espacios predilectos.
Llega el 2002, y si bien ya se venían organizando grandes festivales con cierta regularidad, podemos señalar este año como el punto de explosión de este fenómeno. 6 Voltios lanza al mercado “Tan sólo una vez más” que contenía el tema Lejos, el cual pasa a ser himno de una segunda generación que recién se acercaba a la movida local. Los adolescentes buscaban principalmente una alternativa cercana a bandas como Blink 182, Sum 41 o New Found Glory.
Ese mismo año, Dalevuelta presenta “A mí que chucha tú” en el Matamula de Jesús María. En este concierto se vendieron casi 2000 preventas, siendo todo un récord para aquel entonces y consigue un lleno total. El público cambia y uno de los reflejos, quizás el más discutido por aquellos años, es el pogo; que pasa de ser un ruedo de empujones y vueltas a las famosas rondas. La cantidad de adolescentes en estos conciertos va en aumento y es por esto que el sentido de familiaridad que existía sólo un par de años antes se va perdiendo.
Ésta es la segunda generación de los llamados chikipunks y es en esa misma época donde el término se empieza a utilizar para nombrar tanto a los que sentían una cercanía y formaban parte de esta escena desde sus inicios, como a las nuevas generaciones. El término chikipunk significaba entre otras cosas, posero y sin personalidad; razón por la cual, ésta gran masa de público nunca se identificó con el término. Una característica de este grupo es la necesidad de gritar sus frustraciones o cantar en contra de sus viejos, encontrando en las letras de estas bandas una forma de expresar dicha “rebeldía”. En aquellos años, Diazepunk había logrado colarse entre las bandas más solicitadas por el público y durante un par de años, junto a 6 Voltios e Inyectores, formaron el trío de bandas que nunca faltaban en un gran festival. Para este momento también El Huaralino y el Gran Complejo de Los Olivos se vuelven parte importante de esta movida que va atrayendo cada vez más y más jóvenes. Ya no sólo en los pequeños círculos nombrados anteriormente sino en cualquier lugar de la ciudad, aparecían bandas de corte melódico.
El mayor acceso a la información no sólo se vio reflejado en la internet sino también en las calles, pues los “piratas” vieron en este público un gran nicho de ventas por lo que empezaron a piratear CD’s de las bandas locales más “comerciales” de la escena. También contribuyó el fácil acceso a salas de ensayo, que se encontraban en cualquier lugar de la ciudad y a bajo costo. Esto motivó que muchas de estas bandas dejaran de lado la calidad del sonido y optaran únicamente en tocar por tocar, lo cual significó un descenso en el nivel por aquellos años. En cualquier barrio, un grupo de adolescentes no tenía más que juntarse y por 10 soles tenía una hora para emular a sus ídolos.
El año 2003 trajo consigo uno de los conciertos más grandes de esta época. 6 Voltios celebraba su 5to aniversario y con esa corta trayectoria logró lo que G3 había conseguido en su despedida: llenar en su totalidad del cine teatro Ambassador, dejando una gran cantidad de público fuera del local. Para este momento se abrió otro espacio en la Av. Arequipa, el famoso Free y a sus alrededores se constituyó otro fenómeno: las comunas. Grupos de fans que se juntaban y escogían este lugar como punto de encuentro para luego chupar en algún parque cercano, mientras hablaban de la banda.
Este fenómeno persistió durante casi cuatro años, los circuitos Barranco-Miraflores, Los Olivos y el Cono Sur vieron desaparecer poco a poco a sus bandas. La escena indie iba creciendo pero siempre mante-niéndose fuera de esta especie de mainstream. Había una mayor apertura de parte del público hacía otros estilos, pero sin llegar a masificarse.
En el año 2006, Los Olivos fue escenario de Pakistan 3964 donde se convocó a casi todas las bandas de primera o segunda línea, que formaban el lado más comercial del círculo local e incluía a dos bandas que por aquellos años formaban parte de un nuevo fenómeno en nuestra ciudad: Nevay y Mi Número Perfecto bandas ligadas al emo y que poco a poco fueron haciendo a un lado a los chikipunk.
Pues fue desapareciendo paulati-namente. Por una parte, los festivales se seguían haciendo con regularidad y contaban con un gran público pero éste parecía ser el mismo que cuatro años antes con jóvenes de la misma edad.
Posiblemente, como dijimos líneas arriba, la aparición de un nuevo fenómeno como el emo o simplemente el pasar de los años, apagó esa “rebeldía” y apareció un nuevo público exactamente igual al anterior buscando las mismas bandas en los mismos festivales, que luego se retiraban o eran absorbidos por otras manchas.
Por otro lado, las bandas que se movieron en los círculos más pequeños desaparecieron casi en su totalidad pero no para retirarse, sino para construir una nueva escena y abarcando diversos estilos; crecieron pero no se alejaron. Muchos se reagruparon en nuevas bandas de estilo distinto con el cual empezaron, pero con la misma fuerza y las mismas ganas. Los espacios fueron desapareciendo y una buena parte del público que se inició en el lado más comercial de esta movida, revalorizó años más tarde a varias bandas de este círculo.
Muchos de estos son los que se pueden autodenominar chikipunks, diciéndose de “vieja escuela” en forma de joda, pero que aún trabajan por ver crecer todo esto.
Creo que no supiste bien marcar las etapas que hubieron dentro del chikipunk, o al menos lo has hecho de una manera muy desordenada y obviando muchas bandas y sectores de Lima donde habia bastante pegada.
ResponderEliminarSupongo que es mas buscando el perfil de bandas que llegaron a festivales y/o conciertos medianos.
No duró mucho porque la gran masa solo seguía la moda. Así como le gustaba el punk le podía gustar el emo, etc.... solo porque era lo que se hacía. De todas formas un respeto por no volverse reguetoneros. Será cuestión de "idiosincrasia" de cada zona de Lima?
ResponderEliminarA ver cuándo suben la segunda parte.